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NT - Romanos



Pablo abre su epístola a los Romanos declarando:

Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para
el evangelio de Dios, (Romanos 1.1)

Veinticinco años antes de que Pablo escribiera esta epístola a los Romanos él estaba en camino a Damasco para poner en prisión a los cristianos de allí. Cuando de repente se le apareció una luz más brillante que el sol de medio día y allí el Señor le dijo, “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?” Y él respondió y dijo, “¿Quién eres Señor para que te yo te sirva?” Ahora 25 años después Pablo escribe, “Pablo, siervo de Jesucristo”.

Escribiendo a la iglesia de los Filipenses acerca de la misma experiencia de conversión él dice, “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3.7-8) Lo que estoy diciendo para señalar es que ese compromiso que Pablo hizo 25 años antes, aún estaba siendo honrado.

Hay muchas personas que hablan de experiencias pasadas, pero las experiencias pasadas no se han trasladado a sus experiencias presentes. Aquellas cosas que para mí eran ganancia las considero como pérdida, 25 años atrás. “Si sin duda las cuento”, vea usted, aún está sucediendo. Así que las experiencias pasadas solo son válidas cuando se transfieren a mi caminar y relación actuales. 25 años atrás, “¿Quién eres Tú Señor para
que te sirva?” Ahora 25 años después, “Pablo, siervo de Jesucristo”.

A continuación podrás escuchar el estudio completo de este libro.